miércoles, 14 de julio de 2010

DÍA INTERNACIONAL DE LA LUCHA CONTRA EL USO INDEBIDO Y EL TRÁFICO ILÍCITO DE DROGAS

A todos los gobiernos de Latinoamérica

Hoy, más que nunca, en el Día Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de Drogas, los países de toda América sufrimos las consecuencias de un siglo de políticas hacia ellas, cuyos resultados son más que cuestionables, tanto para la salud como para la seguridad pública de nuestras sociedades.

En cuestiones de crimen organizado, los grandes presupuestos destinados a las políticas de drogas aplicadas en toda la región se limitan a la represión, el uso de la fuerza indiscriminado, y en último grado, a fomentar una cultura de violencia que en nada ayuda al desarrollo armonioso de nuestras culturas.

En cuanto al consumo de sustancias, estas políticas, que se han sustentado en una cultura del castigo, la estigmatización y la marginación de los usuarios, atentan contra los derechos humanos de las personas, contra sus libertades fundamentales y, en último grado, también contra su derecho elemental a la salud.

Así, en el nombre de proteger a nuestra población de las drogas, las sociedades latinoamericanas hemos sufrido injerencias inadmisibles en nuestras políticas internas, violencia, discriminación, estigmatización, marginación, crimen organizado, corrupción y violaciones de derechos humanos, especialmente de las personas más jóvenes y desprotegidas, en particular las mujeres.

No se trata de rendirse ante el crimen organizado, ni ante el abuso en el uso de drogas, lícitas o ilícitas, sino ante la evidencia histórica y científica.

Hoy es tiempo de poner un alto. Las organizaciones que suscriben el presente documento pedimos a todos los gobiernos de este hemisferio:

1. El desarrollo de políticas hacia las drogas respetuosas de los derechos humanos; basadas en evidencia científica y en prácticas sujetas a evaluación periódica y constante, y enfocadas primordialmente a la prevención, la reducción de daños y, en su caso, al tratamiento efectivo y humano de las personas con problemas de adicción, y no a la represión.
2. La coordinación regional y hemisférica, entre naciones, gobiernos y sociedad civil, encaminada a fomentar el desarrollo social como la única forma real y efectiva de terminar con las condiciones que hacen posible el abuso de drogas, el crimen y la violencia generalizada que vivimos actualmente.
3. La aplicación de presupuestos equilibrados y suficientes para enfrentar el abuso de drogas desde una perspectiva de prevención, reducción de daños y tratamiento basados en el respeto irrestricto a los derechos humanos de todas las personas: usuarias o no.

Firmas:

• Colectivo por una Política Integral Hacia las Drogas / CuPIHD (México)
• Asociación Intercambios (Argentina)
• Centro Cáritas de Atención a las Farmacodependencias y Situaciones Críticas Asociadas, AC / Cafac (México)
• ENCARE (Uruguay)
• ESPOLEA (México)
• P.I.E. Puente, Investigación y Enlace (Bolivia)
• Fundación El Emilio (Argentina)
• Centro de Formación y Capacitación de la Red Centroamericana de Organizaciones que Intervienen en Situaciones de Sufrimiento Social (RECOISS)
• Fundación Aylén (Argentina)
• Corporación Consentidos (Colombia)
• Centro de Investigación y Atención al Fármacodependiente – CIAF (Colombia)
• Convivencia y Espacio Público AC (México)
• Picas y Platicas AC (México)
• Corporación Centro CITA - Salud Mental (Colombia)
• Grupo de Investigación en Adicciones. Fundación Universitaria Luis Amigo (Colombia)
• Asociación Niños de Papel (Colombia)
• Fundación Red de Jóvenes Unidos de Guachupita (República Dominicana)
• Programa Compañeros A.C. (México)
• Corporación La Caleta (Chile)
• Corporación Caminos (Colombia)
• Corporación Viviendo (Colombia)
• Caleta Sur (Chile)
• Foro Sobre Políticas de Drogas (Argentina)
• Red Chilena de Reducción de Daños (Chile)
• Fundación CITIDAD (Argentina)
• Red Argentina por los Derechos y Asistencia de los Usuarios de Drogas - RADAUD (Argentina)
• Asociación Civil Federico Abuelo (Argentina)
• Corporación Ancora (Chile)
• Asociación Mexicana de Estudios sobre Cannabis (México)
• Psicotropicus (Brasil)
• S.Se.R en el Sur (Argentina)
• Pastoral Social Cáritas La Dorada (Colombia)
• Fundación para el Bienestar y Desarrollo Integral del Ser –FUNDASER (Colombia)

jueves, 1 de julio de 2010

Mitos acerca de los daños por el uso de marihuana

El uso de marihuana se popularizó en Colombia hace alrededor de 50 años. Ese consumo significó en aquellas épocas una oposición a las normas sociales y familiares establecidas, un rechazo a la violencia y a la sociedad de consumo, una posición política libertaria. Resultó así ser un comportamiento que favorecía el afán de búsqueda de identidad e independencia, tan preciado por los jóvenes de cualquier generación.
Al fumar marihuana se consigue alterar las percepciones, disfrutar de una sensación de relajación y calma y distorsionar el sentido del tiempo y del espacio. Otro efecto notable de la marihuana es el incremento de la sugestionabilidad, lo cual significa que las sensaciones que un individuo tiene al consumirla pueden fácilmente ser transmitidas e inducidas al resto del grupo que le acompaña. Por esto es que se prefiere consumirla en compañía de amigos que refuercen las sensaciones agradables de confianza, euforia o calma. También se prefieren los espacios abiertos, al aire libre, apacibles y tranquilos, pues como las percepciones visuales y auditivas están incrementadas y alteradas, la persona logra fácilmente aislarse de las tensiones, molestias y violencia de su realidad cotidiana.
Estos efectos, además del enlentecimiento en las funciones psíquicas, motoras y el lenguaje, han popularizado la idea del consumo de marihuana como algo sumamente placentero y deseable para los seres humanos. A esto debemos sumarle el bajo costo que siempre ha tenido esta sustancia y el fácil acceso a ella que existe en nuestro país.
También son ciertos los efectos benéficos que podrían obtenerse con su uso como co-adyudante en el tratamiento de ciertas enfermedades como el cáncer.
Por todos estos motivos, es que la marihuana ha sido en Colombia y en el mundo una de las sustancias psicoactivas de mayor consumo y como además es una sustancia adictiva, la mayoría de sus usuarios se mantiene en consumo activo durante largos períodos de sus vidas.
Pero no todo es placer y bienestar con el consumo de marihuana. Su consumo a largo plazo implica riesgos para la salud mental y física del consumidor.
Riesgos por el consumo agudo.
Al igual de lo que sucede con el alcohol y todas las otras sustancias psicoactivas, los efectos inmediatos de la marihuana no son iguales para todos los individuos ni en todas las circunstancias.
Con esta sustancia pueden aparecer episodios de severa alteración psíquica tales como crisis de ansiedad y de pánico aún en sujetos que nunca habían sufrido previamente de tales alteraciones. Durante estas crisis son frecuentes los sentimientos de temor a enloquecer, a perder el control sobre sus actos e incluso el temor a morir. Estos temores se manifiestan con gran angustia y otras alteraciones orgánicas asociadas: aceleración del ritmo cardíaco y respiratorio, sudoración, molestias digestivas, temblor e inquietud.
Otro tipo de reacción aguda más grave, es la aparición de crisis psicóticas. En ellas el sujeto pierde por completo el juicio sobre la realidad, puede presentar ideas absurdas o delirios de diverso tipo, alteraciones en lo que percibe a través de su visión o de su oído, interpretación equivocada de los hechos y comportamiento extraño o incontrolable.
Aunque algunas de estas crisis agudas desaparecen espontáneamente luego de algunas horas o días, con frecuencia se requiere de tratamiento especializado para tranquilizar al sujeto y para evitar que se haga daño a sí mismo o a otros. Desafortunadamente en algunos casos este tipo de alteraciones se convierten en enfermedades mentales permanentes o irreversibles, con grave deterioro de las capacidades intelectuales, laborales y sociales del individuo.
No es posible predecir en qué personas van a aparecer este tipo de trastornos mentales. Las crisis puede disparase independientemente de la cantidad de droga consumida y de la experiencia que se tenga previamente con ella. Es decir, ningún consumidor está exento de llegar a padecerlas en cualquier momento, bien sea esa su primera experiencia con la droga o se trate de un consumidor ya con largos años de uso.
Efectos por consumo crónico.
Cuando el consumo de marihuana se mantiene con frecuencia durante períodos prolongados, pueden aparecer otro tipo de consecuencias en el organismo del consumidor.
El humo del cigarrillo de marihuana tiene riesgos para la salud física similares a los que tiene un cigarrillo común de tabaco. La irritación que causa en todo el sistema respiratorio podría causar enfermedades tales como bronquitis, enfisema, asma e incluso cáncer.
En el funcionamiento intelectual, es notable la alteración que la marihuana causa sobre la memoria, disminuyendo de manera significativa el rendimiento en pruebas que implican alta concentración y aprendizaje. Esta deficiencia puede ser imperceptible en sus comienzos, pero agravarse paulatinamente con el mantenimiento del consumo.
Otro efecto importante es la pérdida progresiva de la motivación. El consumidor va disminuyendo su capacidad de interesarse y de perseverar en proyectos o tareas y va abandonando las actividades que antes podían resultarle importantes o atractivas, para finalmente llegar a lo que se denomina Sindrome amotivacional.
Ya se mencionó que la marihuana es una sustancia adictiva, es decir que tiene capacidad de generar dependencia a ella. Si bien, la suspensión de su consumo no causa graves síntomas de abstinencia como sucede con otras drogas, su consumo a largo plazo si puede llegar a cumplir con todas las características de una adicción: intenso deseo de consumo, búsqueda activa de la sustancia para fumarla, pérdida del control sobre su consumo, abandono de otras actividades o intereses y persistencia en su consumo a pesar de la evidencia de efectos perjudiciales para el sujeto. La marihuana, al igual que las demás sustancias psicoactivas, produce alteraciones en los centros cerebrales responsables de la adicción a nivel fisiológico.
Los mitos
Muchos consumidores de marihuana, quisieran creer que el fumar marihuana es un asunto por completo placentero, que no implica riesgos ni trae consecuencias a corto o a largo plazo. Intentan justificar su consumo y librarse de los sentimientos de temor y culpa que pudieran surgir; niegan las evidencias acerca de los posibles daños que para la salud física y mental pueden derivarse de su consumo y han acuñado frases impactantes que utilizan para justificar el mantenimiento de su uso.
Tres de estas conocidas frases son: “la marihuana es natural, surge dela tierra, por consiguiente no puede hacer daño”; “la marihuana no tiene químicos, el cuerpo la asimila bien”; “la marihuana, a diferencia de otras drogas, no causa dependencia”.
Ya discutimos lo referente a la dependencia o adicción. Hay que tener claridad en que no todos los consumidores llegan a esta fase del proceso adictivo, pero debemos tener presente que una vez que se inicia el consumo, queda abierta la posibilidad de que se desarrolle la dependencia.
El que sea un producto agrícola, no lo hace a este inofensivo; los productos agrícolas pueden ser benéficos o perjudiciales de acuerdo a múltiples circunstancias. La principal de estas variables es la forma en que el sujeto la use, pero también hay que tener en cuenta asuntos como las condiciones y los productos que se empleen para su cultivo, la forma de almacenamiento que tenga, el empaque en el que se coloque, la manipulación que el cultivador y los distribuidores hagan de ella. Tenemos numerosos casos como ejemplo en el que un producto agrícola tan inofensiva como una lechuga puede llegar a convertirse en un agente dañino del organismo de quién la consume, debido a las contaminaciones a que puede verse expuesta desde cuando es sembrada hasta cuando es finalmente consumida. Es fácil imaginar el escaso cuidado que los cultivadores y los comerciantes de marihuana tienen con la manipulación de la sustancia antes de llegar al consumidor, por lo que las probabilidades de contaminación son muy altas.
También debe recordarse que la madre tierra puede proporcionarnos alimentos o productos que nos benefician y otros que pueden dañarnos o matarnos. Hay múltiples productos que brotan naturalmente de la tierra y que son letales pata los animales o los humanos que los consumen. Como ejemplo encontramos numerosas variedades de setas u hongos, ciertas flores y raíces. La naturaleza brinda alimentos benéficos y brinda también sustancias potencial o francamente venenosas.
Con respecto a estar libre de químicos, es una ingenua suposición que fácilmente se desvirtúa si observamos lo que sucede en cualquier huerto artesanal o cultivo tecnificado: el elevado uso de abonos para mejorar la productividad, el frecuente uso de pesticidas para evitar o controlar las infecciones de las plantas; la manipulación genética en búsqueda de productos más rentables y , en Colombia, debemos añadir la posibilidad de que las plantas hayan recibido algunas dosis de los químicos tóxicos usados para la erradicación de cultivos ilícitos que hace el gobierno nacional. Definitivamente es muy alta la probabilidad de estar ingiriendo infinidad de sustancias químicas tóxicas al aspirar un cigarrillo de marihuana.
En conclusión, el consumo de marihuana puede ser una importante fuente de gratificación o placer y es posible que no implique daños para algunos de sus consumidores, pero no se pueden negar las probabilidades de que al usarla se llegue a sufrir alteraciones graves en la salud física y mental. Mirar con realismo y pragmatismo estos hechos, nos evitará llevarnos sorpresas desagradables e incluso llegar a poner en riesgo innecesariamente nuestra vida.

Mayor información en: http://www.drugabuse.gov/NIDAEspanol.html


Cali, 4 de febrero de 2010

Pablo Rodríguez Páez
Médico Psiquiatra
Director del Programa Senderos – Corporación Caminos. Cali